Hoy viaje en el tiempo, visite el México del pasado.
Llegue a los años setentas, me tope con trajes anticuados, patillas prominentes y escritorios llenos de sellos. Entre a un lobby viejo y en el olvido. Con escritorios grandes, largos y atestados de papeleria. Me dio la bienvenida una burocracia deseperante, asfixiante donde requerian documentos y permisos inconcebibles para un tramite cotidiano. Tambien vi un estante repleto de sobres amarillos que seguramente contenian documentos inservibles de hace mucho tiempo, muchos de ellos llenos de polillas.
En las escalinatas de este recinto, gente sentada comiendo, esperando ingresar o ansiando noticias de sus familiares recluidos dentro de ese edificio.
Pero mas alla de esto, lo mas impactante fue el olor, un olor fetido y putrido; una combinacion de sudor con orina que no podia ser ventilado al tener las puertas cerradas debido al sistema de aire acondicionado.
Si señores, hoy fui al IMSS.
Llegue a los años setentas, me tope con trajes anticuados, patillas prominentes y escritorios llenos de sellos. Entre a un lobby viejo y en el olvido. Con escritorios grandes, largos y atestados de papeleria. Me dio la bienvenida una burocracia deseperante, asfixiante donde requerian documentos y permisos inconcebibles para un tramite cotidiano. Tambien vi un estante repleto de sobres amarillos que seguramente contenian documentos inservibles de hace mucho tiempo, muchos de ellos llenos de polillas.
En las escalinatas de este recinto, gente sentada comiendo, esperando ingresar o ansiando noticias de sus familiares recluidos dentro de ese edificio.
Pero mas alla de esto, lo mas impactante fue el olor, un olor fetido y putrido; una combinacion de sudor con orina que no podia ser ventilado al tener las puertas cerradas debido al sistema de aire acondicionado.
Si señores, hoy fui al IMSS.